Joaquín López-Dóriga, colaborador: El resultado de las elecciones en Yucatán no debe sorprender a nadie porque cualquiera, PRI o PAN, podía ganar, y pone el escenario Felipe Calderón Hinojosa para asumirse más como Presidente de la República que como militante de un partido, en este caso el PAN.

Y si digo que no hay sorpresa, que no hubo sorpresa alguna porque cualquiera podía ganar es porque el candidato panista Xavier Abreu y la estructura nacional de su partido, el PAN, por conflictos internos tiraron los 20 puntos de ventaja con que arrancaron las campañas, al tiempo que la priísta Ivonne Ortega sumaba y crecía.

Manuel Espino tenía su carta en Ana Rosa Payán, Ana Rosa Payán perdió el proceso nacional cuando apoyó a Santiago Creel y perdió el proceso estatal cuando no alcanzó la candidatura de su partido.

Esto, perder una y otra, pero sobre todo la candidatura panista para el Gobierno de Yucatán no lo soportó, tiró la toalla blanquiazul y se fue a buscar otra, la que fuera.

La salida de Payán alejó a Espino de la campaña panista en Yucatán mientras la priísta Ortega iba a la alza y Abreu en caída libre.

Así llegaron a las elecciones del domingo, en las que la priísta recuperó la gubernatura para el tricolor y, más aun, recuperó la mayoría perdida para el PRI en el Congreso local (Eduardo Ruiz Healy, 7:27,1’30”,23-05-07)