Joaquín López-Dóriga, colaborador: La verdad es que en el proceso electoral de este domingo no hubo sorpresa alguna. No la hubo cuando Leonel Godoy, candidato del PRD, ganó el gobierno de Michoacán y el PRI ganó Morelia. Para los michoacanos no hubo sorpresa alguna.

No hubo sorpresa alguna tampoco en Tamaulipas donde el PRI se llevó "carro completo", donde incluso recuperó municipios tan importantes como Reynosa después de una desastrosa gestión del alcalde saliente. No lo hubo de hecho en Tlaxcala donde ganaron priístas.

Y, quizá, el asunto a estudiar sería el de Puebla, el PRI en Puebla arrasó, arrasó con un gobernador que tiene la imagen del "gober precioso" (Mario Marín Torres), que se le conoce así en todo el país por aquella relación con Kamel Nacif, el caso terrible de Lydia Cacho, y resulta que él y su partido arrasan en las elecciones.

¿La verdad es que yo no lo sé, no sé que pudo más, si la necesidad de la esperanza, de esa esperanza que se renueva en cada proceso electoral y las campañas y los partidos y los candidatos y la imagen del gobernador, o un posible bienestar en el estado de Puebla? No entiendo.

Y yo lo que buscaría es, con especialistas, que me trataran de traducir cómo debo entender este triunfo arrasador del PRI en Puebla, en donde el gobernador no es el gobernador del estado de Puebla, sino el "gober precioso". Duración:01:24” a.l./m