La información dada a conocer en la semana de análisis confirma lo que el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas ya había señalado anteriormente, el consumo interno aumentó, pero a un menor ritmo; mientras que la demanda externa sigue siendo la principal fuente de impulso de la dinámica económica nacional. Así, no obstante de que en el primer mes del presente año la economía mexicana continuó expandiéndose, su crecimiento no es lo suficientemente robusto como para superar su nivel observado antes del periodo de crisis.

A pesar de que algunos indicadores de la actividad económica tanto nacional como internacional son favorables, existen algunos factores que generan incertidumbre y que podrían convertirse en obstáculos para la continuidad del crecimiento económico global.

Los indicadores coincidente y adelantado dados a conocer por INEGI muestran que la economía se encuentra en una fase de expansión, pese a ello, un factor que sigue llamando la atención es la generación de puestos eventuales por encima de los permanentes. Por otro lado, aunque la inversión cerró 2010 con incrementos en sus principales componentes, aún no recupera el nivel anterior a la crisis.

El incremento de los precios de la materias primas, particularmente del petróleo y los granos básicos está ocasionando presiones inflacionarias en todo el orbe. Es por ello que diversos bancos centrales han alertado de este peligro y han anunciado que en el debido momento realizarán los ajustes necesarios a los tipos de interés para evitar que esta probabilidad se materialice. Además, el Banco de México, reconoció que existe el riesgo de una reversión en los flujos de capitales que llegan a nuestro país, que también puede traer efectos adversos sobre el tipo de cambio.