Durante la semana de análisis se dieron a conocer datos que confirman que nuestra demanda interna se mantiene débil, lo cual hará más complicada la recuperación de la economía del país en un entorno donde se espera que en los próximos meses se pueda presentar una mayor turbulencia económica y financiera internacional. Más aún, el mercado interno nacional se está viendo afectado por el elevado incremento en los precios de los alimentos (por encima de la inflación general) y por un desempleo que hila su cuarta alza en el año y que se mantiene por encima de los niveles anteriores a la crisis.

Los indicadores económicos dados a conocer en la semana siguen confirmando la desaceleración económica tanto en Estados Unidos como en México.
En primera instancia, el Producto Interno Bruto (PIB) mostró la menor tasa de crecimiento anual desde el cuarto trimestre de 2009, al crecer sólo 3.32 por ciento durante el segundo trimestre de 2011. Esta reducción fue producto de la desaceleración en los sectores secundario y terciario, y por la contracción en el sector primario. Por su parte, el Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) para el mes de junio presentó un crecimiento de 3.61 por ciento en términos anuales. Pero al tomar en consideración las cifras sin efectos estacionales, se puede observar que el IGAE tuvo una contracción de 0.21 por ciento.

Tanto en el ámbito nacional como en el internacional, los indicadores económicos dieron muestra de un menor ritmo en la actividad económica. En México, la falta de un crecimiento sostenido de la inversión fija bruta, la disminución en junio de la actividad industrial y el aumento en la tasa de desocupación al segundo trimestre demuestran la debilidad en la demanda interna del país, lo cual se acompañó de un descenso de la demanda externa que se manifestó en un déficit de la balanza comercial manufacturera.

De acuerdo con indicadores nacionales se prevé una desaceleración de la economía mexicana, particularmente, el indicador adelantado que anticipa la posible trayectoria de la economía presenta un deterioro de sus elementos, y se espera que dicho comportamiento se prolongue, como consecuencia de la gran volatilidad observada durante los meses recientes en los mercados financieros, por el desempeño poco alentador de la economía de Estados Unidos, y por los problemas de endeudamiento de varios países europeos.