Los indicadores económicos nacionales dados a conocer en la semana de análisis muestran que la economía mexicana continuó presentando un menor dinamismo y, se anticipa, continúe haciéndolo; además, se desprende que poco más de la mitad de la población ocupada en el país ganó poco menos de la mitad del producto interno bruto per cápita generado en la nación.

Los indicadores económicos dados a conocer en la semana resultaron moderadamente positivos, tanto en México como en Estados Unidos.
En primera instancia, las ventas de la ANTAD crecieron 2.62 por ciento en términos reales, respecto al mismo mes del año anterior. Al interior, tanto las ventas de los supermercados, como ropa y calzado y las mercancías generales mostraron comportamientos positivos. Por su parte, los establecimientos inscritos al Programa IMMEX aumentaron en siete unidades; a pesar de ello, sigue su tendencia a la baja del empleo y sus ingresos. El comportamiento mixto también se reflejó en la encuesta del mercado crediticio hecho por Banxico, donde se destaca que si bien creció el crédito a las empresas en términos generales, los proveedores continúan siendo su principal fuente de financiamiento.

Pese a los recientes incrementos en la actividad manufacturera nacional, los indicadores adelantados de INEGI señalan que la economía se encuentra en fase de desaceleración. Lo anterior se presenta en un contexto donde la inver-sión aún no recupera el nivel que observaban antes de la crisis y cuando el ritmo en la creación de empleos también es menor. Además, se espera que el efecto de la desaceleración económica estadounidense se intensifique en los próximos meses y se vea reflejado de forma más contundente en el desempe-ño de nuestra economía.

De acuerdo con diferentes indicadores se observa cierto contraste en la economía nacional; por un lado, los consumidores mantienen una expectativa optimista debido a que aprecian que su situación económica es más favorable actualmente comparada con la de hace un año; por el otro, la confianza del productor suma tres meses consecutivos de caída, lo que se traduce en un deterioro del aparato productivo. Adicionalmente, se observa que por quinto mes consecutivo el sector privado ajustó a la baja su expectativa sobre el crecimiento económico de México para 2011 y 2012.