En julio la actividad económica creció producto, principalmente, del desempeño del sector agropecuario. No obstante, la dependencia que dicho sector tiene respecto de factores climatológicos y estacionales no nos permite concluir que el crecimiento económico se esté presentando de forma sostenida y generalizada.
Preocupa además, lo reportado por la Organización Internacional del Trabajo, en torno a que en México la tasa de desempleo aún no recupera los niveles previos a la crisis, que el empleo informal es muy alto y se encuentra sólo por debajo de lo que ocurre en la India, y que la desigualdad en la distribución del ingreso en el país es de las más altas en el mundo. Lo anterior, como ha señalado el CEFP anteriormente, es una señal de alarma pues no se advierten indicios de la implementación de políticas encaminadas a la generación de empleos de calidad y capacitación para los desempleados.

Los indicadores económicos dados a conocer en la semana siguen confirmando la desaceleración económica tanto en Estados Unidos como en México.
En primera instancia, las ventas al menudeo y al mayoreo en México mostraron crecimientos casi nulos en julio, de 0.40 y 0.17 respectivamente; para el mes de agosto, las ventas de la ANTAD reportaron una caída de 1.57 por ciento en términos reales, confirmando la tendencia a la baja. Si también consideramos que, en julio las remuneraciones en los comercios cayeron; que la inflación de la canasta básica en la primera quincena de septiembre aumentó 4.27 por ciento; y que el desempleo aumentó a 5.79 por ciento en agosto, se puede prever que el mercado interno continuará débil. Asimismo, destaca que la contribución de las exportaciones al crecimiento ha caído notoriamente. Por ello, el FMI bajó el pronóstico de crecimiento para México, a sólo 3.9 por ciento.

La economía nacional sigue sin mostrar signos claros de mejora y por el contrario, exhibe muestras claras de que continúa en desaceleración. Por un lado, la exportación de vehículos a Estados Unidos se contrajo, la inversión no termina por recuperar el nivel que mostraba antes de la crisis, la actividad industrial se estanca y, de acuerdo a la encuesta de las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, al parecer no se realizarán nuevas inversiones en el país, al menos en el corto plazo.

La economía mexicana ha evolucionado bajo un entorno interno y externo cada vez más desfavorable y la debilidad del mercado interno no ha podido compensar el deterioro de la demanda externa.
Dicha situación se aprecia en los indicadores económicos nacionales dados a conocer en la semana de análisis; tal es el caso del deterioro de la confianza de los consumidores y su decisión de posponer la compra de bienes duraderos; en tanto que el salario real sigue sin recuperar su poder de compra influidos, en cierta medida, por los niveles inflacionarios que no permiten un repunte significativo del salario; indicadores que influyen en la dinámica de la demanda interna del país. Por otra parte, si bien se observó un repunte de las exportaciones manufactureras, cabe recordar que éstas se encuentran influidas por la evolución de la economía norteamericana la cual ha dado señales recesivas, lo que podría incidir a la baja en la evolución futura de nuestras exportaciones. Sin embargo, en conjunto, el indicador adelantado indica que la economía mexicana se encuentra en fase de desaceleración y se espera continúe así, tal y como lo anticipa la SHCP al prever que la economía mexicana crezca cada vez menos.

Los indicadores económicos publicados en la semana de análisis confirman la desaceleración de la economía mundial y la debilidad que siguen mostrando las finanzas públicas de la mayor parte de las economías avanzadas. Esta situación, sigue contribuyendo en el deterioro de diversos indicadores de la economía mexicana, lo que hizo que en la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado de agosto de 2011, se redujera la previsión de la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) a 3.81, cifra menor al 4.24 por ciento previsto en julio; lo anterior, debido a la debilidad del mercado externo, los problemas de inseguridad pública y la incertidumbre de la situación financiera internacional.