Recientemente, el Banco Mundial (BM) publicó su Índice de Inclusión Financiera Global (GFI, por sus siglas en inglés), así como un documento de investigación referente al mismo, en el que destaca que los sistemas financieros que funcionan de forma adecuada ofrecen productos de ahorro, crédito, pagos y de administración de riesgos que satisfacen las distintas necesidades del público. Además, establece que los sistemas bancarios incluyentes brindan acceso a servicios financieros que benefician especialmente a los pobres y otros grupos desprotegidos. Así, ante la falta de financiamiento y de sistemas incluyentes, la población pobre se ve obligada a contar sólo con sus limitados ahorros para satisfacer diversas necesidades (de salud o educación, por ejemplo), lo que contribuye a mantener una alta desigualdad del ingreso y un lento crecimiento económico.
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